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Todo lo que debes saber del EBITDA para empresas

Escrito por Erika Moreno | 26-11-2025 14:06:13

Resumen

El EBITDA es un indicador financiero que muestra la rentabilidad operativa real de una empresa, porque excluye intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones, permitiendo ver cuánto “produce” el negocio antes de factores financieros o contables. Es muy importante para comparar desempeño entre empresas, evaluar eficiencia y entender la capacidad de generar caja, aunque no reemplaza el análisis completo del flujo de caja ni refleja inversiones, deuda o calidad de las ventas. En Chile, es muy usado por bancos, inversionistas y empresas que buscan medir su desempeño operativo con claridad.

¿No tienes tiempo para leer? Entonces escucha un breve podcast para conocer en profundidad este contenido:

La eficiencia, el acceso al financiamiento y la capacidad de crecer sin perder el control financiero son temas de todos los días para las empresas, eso lo sabemos todos, y existen formas de poder medir estos temas. Existe un indicador que aparece en casi todos los análisis de negocio, evaluaciones de inversión y procesos de valorización: el EBITDA.

Es probable que lo hayas escuchado en reuniones con el directorio, bancos, inversionistas o incluso en conversaciones más informales cuando alguien dice: “La empresa va bien, el EBITDA se está recuperando”. Pero ¿realmente entendemos qué significa? ¿Para qué sirve? ¿Qué refleja y qué no?

Con este blog queremos explicar el EBITDA en un lenguaje claro, con ejemplos, buenas prácticas y advertencias para que cualquier empresa, desde Pymes hasta compañías medianas y grandes, pueda interpretarlo correctamente y usarlo como una brújula financiera confiable.

Contenido

  1. ¿Qué es exactamente el EBITDA?

  2. ¿Cómo se calcula el EBITDA?

  3. ¿Para qué sirve realmente el EBITDA?

  4. Lo que el EBITDA no te muestra.

  5. Variantes del EBITDA que deberías conocer.

  6. El EBITDA en el contexto chileno actual.

  7. ¿Cómo mejorar el EBITDA sin trucos?

  8. EBITDA vs. Flujo de Caja Operacional.

  9. En qué momento el EBITDA te puede engañar.

  10. Buenas prácticas para interpretar el EBITDA en tu empresa.

  11. El EBITDA es una brújula, no el mapa completo.

1. ¿Qué es exactamente el EBITDA?

EBITDA es el acrónimo de Earnings Before Interest, Taxes, Depreciation and Amortization, es decir:

Ganancias antes de intereses, impuestos, depreciaciones y amortizaciones.

¿Pero qué significa esto en realidad? Podríamos resumirlo así:

Es una medida de la rentabilidad operativa del negocio antes de considerar elementos financieros, tributarios y contables que no representan salida de caja.

El objetivo del EBITDA es aislar la capacidad real del negocio de generar flujo operativo, sin el “ruido” de decisiones de financiamiento o efectos contables que no implican pago inmediato.

¿Por qué se excluyen esos elementos?

  • Intereses (Interest): Dependen de la estructura de financiamiento de cada empresa. Dos negocios idénticos pueden tener resultados muy distintos si uno está muy endeudado y otro no. El EBITDA busca neutralizar eso.

  • Impuestos (Taxes): Cada empresa tiene regímenes tributarios diferentes, beneficios, pérdidas arrastradas o estrategias fiscales. El indicador no quiere capturar diferencias tributarias, solo operativas.

  • Depreciaciones y amortizaciones (D&A): Son gastos contables que no representan salida de caja inmediata. Una máquina puede depreciarse en 10 años, pero la inversión fue en un momento puntual. El EBITDA intenta evitar que estos ajustes contables “ensucien” la visión operativa.

En síntesis, el EBITDA es una foto de qué tan bien funciona tu negocio en lo operativo, dejando fuera decisiones financieras o contables.

2. ¿Cómo se calcula el EBITDA?

El cálculo es bastante directo. Existen dos fórmulas comunes:

Fórmula 1: Desde el resultado operacional

EBITDA = Resultado Operacional + Depreciación + Amortización

Fórmula 2: Desde el resultado neto

EBITDA = Utilidad Neta + Intereses + Impuestos + Depreciación + Amortización

La más usada depende del nivel de análisis de cada empresa. Por ejemplo, las empresas grandes suelen partir del resultado operativo; las Pymes, del resultado neto.

Un ejemplo simple (y muy chileno)

Supongamos una empresa de distribución que opera en RM y Quinta Región. Estos son sus datos simplificados del año:

  • Utilidad neta: $120.000.000

  • Gastos financieros (intereses de préstamos): $30.000.000

  • Impuestos: $15.000.000

  • Depreciación anual: $40.000.000

  • Amortización: $10.000.000

Aplicando la fórmula:

EBITDA = 120.000.000 + 30.000.000 + 15.000.000 + 40.000.000 + 10.000.000
EBITDA = $215.000.000

Este número permite comparar esta empresa con otras similares, incluso si tienen diferente nivel de deuda o una estrategia tributaria distinta.

3. Para qué sirve realmente el EBITDA (en lenguaje empresarial real)

  • Para evaluar la rentabilidad real del negocio: Es fácil “maquillar” resultados a través de estrategias tributarias, decisiones de financiamiento o depreciaciones agresivas. El EBITDA evita esos sesgos y muestra la verdadera musculatura del negocio.

  • Para compararte con tu industria: En sectores como retail, logística, construcción, agricultura o manufactura, el EBITDA es uno de los indicadores más exigidos por bancos e inversionistas para comparar eficiencias operativas.

  • Para entender la capacidad de generar caja antes del costo de la deuda: No es flujo de caja (si quieres saber más sobre el Flujo de Caja puedes hacerlo en nuestro artículo sobre el tema), pero ayuda a estimar cuánto genera la operación en condiciones normales.

  • Para presentarte ante inversionistas: Es clave en procesos de valorización, especialmente en pymes que están escalando o buscando rondas de capital.

  • Para monitorear mejoras internas: Permite visualizar si tus cambios en procesos, costos o estructura están realmente impactando.

4. Lo que el EBITDA NO te muestra

Este punto es fundamental y hay que tenerlo muy en cuenta. Uno de los mayores errores en la gestión empresarial es creer que “EBITDA alto = empresa sana”. Y esto no es necesariamente así.

Te dejamos algunas de las características que el EBITDA no te muestra:

  • No mide el flujo de caja real: Puedes tener EBITDA positivo, pero quedarte sin caja, sin inventario, tener cuentas por cobrar o tus costos financieros estar demasiado altos.

  • No incluye CAPEX (gastos de capital): Un negocio puede tener EBITDA espectacular, pero requerir inversiones constantes que se comen toda la caja.

  • No contempla la calidad de las ventas: Puedes tener ventas altas, pero con plazos de pago eternos. Entonces el EBITDA se ve precioso, pero la caja no llega.

  • No muestra la carga financiera: Una empresa con EBITDA fuerte puede quebrar si su deuda es insostenible.

  • Puede ser manipulado: Cambios contables, decisiones sobre qué amortizar y cuándo, provisiones, criterios de reconocimiento de ingresos, todo puede mover el EBITDA artificialmente.

Conclusión: El EBITDA es muy útil, pero no son letras sagradas. La salud financiera de una empresa se puede medir con una combinación de diversos KPI. 

¿Quieres ver un video sobre este tema?

Aquí tienes el video sobre el EBITDA

 

5. Variantes del EBITDA que también deberías conocer

En Chile cada vez se usan más sus variantes, especialmente en sectores como energía, tecnología, logística y retail. Aquí te compartimos los más utilizados:

  • EBITDA Ajustado: El EBITDA ajustado es una versión modificada del EBITDA estándar que excluye ciertos ingresos o gastos que se consideran no recurrentes, extraordinarios o que no reflejan la actividad operativa habitual y continua de la empresa. Su objetivo es ofrecer una imagen más clara y precisa de la rentabilidad operativa y subyacente del negocio, facilitando el análisis y la comparación con otras empresas o períodos. Excluye efectos extraordinarios como: Ventas de activos, indemnizaciones por despido, gastos legales atípicos, reestructuraciones. Es útil para entender la operación “normal” de la empresa.

  • EBIT: Significa "Earnings Before Interest and Taxes", que se traduce como "Beneficio antes de Intereses e Impuestos". Perfecto para medir cuánto gana tu empresa por sus operaciones principales, sin considerar cómo se financia (gastos por intereses) ni las obligaciones fiscales (impuestos). 

  • EBITDA Proforma: El EBITDA proforma es el cálculo del EBITDA que refleja el impacto potencial de eventos futuros o hipotéticos como si hubieran ocurrido en el pasado. Se utiliza para modelar resultados financieros basados en cambios previstos en el negocio. A diferencia del EBITDA estándar, que usa datos históricos, o del EBITDA ajustado, que elimina partidas no recurrentes del pasado, el EBITDA proforma proyecta o simula cómo se vería la rentabilidad operativa si ciertos cambios ya estuvieran en marcha. Se orienta hacia el futuro y se basa en supuestos.

6. El EBITDA en el contexto chileno actual

  • Mayor escrutinio bancario: Los bancos en nuestro país hoy miran mucho más la capacidad operativa que solo las garantías. El EBITDA es parte del núcleo del análisis de riesgo.

  • Crecimiento de empresas digitales y de servicios: Muchos negocios de servicios tienen poca inversión en activos fijos, por lo que el EBITDA suele ser alto. Eso genera comparaciones que hay que leer con contexto.

  • Cambios regulatorios: Las normas tributarias pueden afectar el cálculo contable y el impacto de D&A, por lo que es clave mantenerse actualizado.

  • Competencia más intensa: Hoy, optimizar operación es diferenciador. El EBITDA ayuda a ver dónde estás perdiendo eficiencia frente a otros.

7. ¿Cómo mejorar el EBITDA sin trucos?

1. Optimizar costos operacionales: No se trata de “recortar por recortar”, lo ideal es poder identificar qué actividades no generan valor como la logística ineficiente, reprocesos contables, errores operativos, tiempos muertos y proveedores sobredimensionados. 

2. Aumentar productividad:Automatización, procesos claros, mejores herramientas financieras y contables, controles internos robustos.

3. Estandarizar procesos: Mientras menos variabilidad, menores costos operativos.

4. Revisar precios y márgenes: Muchos negocios no ajustan sus precios a tiempo y su EBITDA se derrumba.

5. Controlar gastos extraordinarios: Las pérdidas ocasionales pueden distorsionar la percepción del negocio.

6. Mejorar la cobranza: Ventas que no se cobran no mejoran el EBITDA ni la caja.

7. Mantener disciplina en inversión (CAPEX): Aunque no afecte al EBITDA directo, sí afecta la caja futura, por lo que debe considerarse para evaluar sostenibilidad.

8. EBITDA vs. Flujo de Caja Operacional: La confusión eterna

La principal diferencia es que el EBITDA es una métrica contable de rentabilidad, una medida de ganancias, mientras que el Flujo de Caja Operacional (FCO) es una medida real del efectivo que entra y sale de la empresa por sus operaciones diarias. 

Esto quiere decir que el flujo de caja operativo es lo que realmente entra y sale del negocio. El EBITDA es un indicador.

¿Por qué se confunden?

Porque ambos hablan de capacidad de generar dinero. Pero el flujo de caja operacional considera cambios en capital de trabajo. Refleja pagos de impuestos, además, muestra lo que realmente ocurre en la caja.

Por ejemplo, una empresa con altos plazos de pago tiene ventas hermosas y EBITDA alto. Pero como sus clientes pagan lento, tienen una caja negativa. Este ejemplo es común en industrias como construcción, distribución y servicios B2B.

9. En qué momentos el EBITDA puede engañar

  • Sectores con alto CAPEX: Por ejemplo en sectores como la manufactura, minería, transporte. El EBITDA no refleja la inversión constante necesaria.

  • Empresas nuevas que están creciendo rápido: Ingresos altos, EBITDA alto, pero sin caja porque todo se reinvierte.

  • Empresas con deudas históricas grandes: El EBITDA es positivo, pero los intereses se comen toda la utilidad neta.

  • Empresas con políticas contables “creativas”: Puede haber ajustes que inflen el indicador artificialmente.

10. Buenas prácticas para interpretar el EBITDA en tu empresa


Analízalo siempre en serie, es decir, revisa el comportamiento del EBITDA y sus variaciones a lo largo de varios meses o períodos. Esto te permitirá identificar tendencias, patrones y posibles anomalías, en vez de centrarte solo en un mes aislado, que puede estar afectado por circunstancias puntuales.

Complementa el análisis del EBITDA utilizando ratios y métricas financieras clave, como el margen EBITDA (que muestra qué porcentaje de las ventas se convierte en EBITDA), EBIT (resultado operativo), ROA (rentabilidad sobre activos) y ROE (rentabilidad sobre patrimonio). Estos indicadores ayudan a tener una visión comparativa y multidimensional del desempeño de tu empresa.

Revisa siempre el EBITDA considerando el contexto sectorial y las particularidades de tu industria. Las diferencias estructurales entre sectores (como el nivel de inversión en activos, ciclos de negocio y márgenes típicos) pueden influir enormemente en la interpretación de los resultados. Una buena práctica es comparar tus cifras con promedios del sector o con tus principales competidores.

Asegúrate de utilizar datos contables actualizados y completos al calcular el EBITDA. Las cifras antiguas o incompletas pueden arrojar conclusiones erróneas y generar decisiones poco informadas. Siempre verifica que la información utilizada refleje la realidad financiera más reciente de tu negocio.

Finalmente, recuerda que el EBITDA es solo uno de los muchos indicadores a considerar. No bases decisiones estratégicas exclusivamente en este valor; úsalo como un punto de partida para explorar en detalle la situación financiera y operativa. Complementa su análisis con otros KPIs y una revisión integral de estados financieros para obtener un diagnóstico más certero y tomar decisiones informadas.


11. El EBITDA es una brújula, no el mapa completo

El EBITDA es un excelente indicador para entender cómo está funcionando tu operación, evaluar eficiencia y compararte con tu industria, pero no reemplaza el análisis integral que una empresa necesita para tomar decisiones informadas.

Usado con criterio, y acompañado de estados financieros completos, flujos de caja y métricas operativas, puede transformarse en una herramienta poderosa para planificar, crecer y anticipar riesgos.

Para las empresas que buscan claridad financiera, gestión ordenada y análisis confiables, entender el EBITDA se vuelve un imprescindible.

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